Somos como los viejos discos de acetato, tenemos dos caras, dos lados, que así como el ying y el yang forman parte indivisible de una sola moneda.
El lado A es el que le mostramos a todo el mundo! Al abrir la cubierta del disco, principalmente nos encontramos con ese lado, allí colocamos nuestras mejores canciones, los mejores discursos, nuestros logros, y damos un adelanto de lo que somos como personas, nuestra mejor cara de presentación se encuentra en el lado A.
Cuando vamos por la calle, conocemos un nuevo amigo, cuando nos presentamos ante un auditorio, cuando estamos en el trabajo, en casi todas las situaciones de nuestra vida solo mostramos nuestro mejor lado A.
Nunca sabemos, o no nos hacemos conscientes del todo de cual es el momento preciso para mostrar a selectos consumidores nuestro lado B.
Nuestro Lado B no es que sea malo, o sea lo que no queremos mostrar, o lo que no nos interesa mostrar. En este lado se encuentran realmente las canciones y los relatos mas hermosos, lo que realmente nos hace lo que somos, nuestra esencia, nuestras debilidades, lo que nos hace encantadores.
Con nuestro Lado A sorprendemos, deslumbramos. Con nuestro Lado B, enamoramos y quienes conocen este lado son las personas a quienes realmente apreciamos, a quienes les permitimos escuchar nuestra melodía interna. Quienes pueden descifrarnos y comprendernos.
Los pocos seleccionados para que escuchen nuestra percepción de la vida contenida en B son las personas a quienes consideramos valiosas y a veces necesarias en nuestras vidas.
He escuchado Lados A que parecieran enamorar, pero son solo espejismos, cuando volteo el disco y escucho el B, me percato de que son formas de ver la vida que no compaginan con la mía y que por mas que quiera no existirá forma de que logremos alcanzar puntos concordantes en nuestras visiones.
Me he encontrado con discos que tras una portada metálica como una coraza, tienen un lado A un poco superficial y a veces hasta con desafinaciones y expectativas de vida que parecieran no contrastar con las mias, hasta que al fin, después de una pequeña dosis de paciencia, comienzo a escudriñar Lados B tan exquisitos, donde salta a la vista la sincronía y la perfección aparente, que me hace entrar en sintonía total con las ideas contenidas en ellos.
En fin, Lados A y Lados B forman parte de una sola persona, no se pueden separar y no se puede querer apreciar solo uno de los dos. Asi no te guste uno, cuando existe un cariño por esa persona, siempre estaremos dispuestos a escuchar ambos lados, a comprenderlos por igual, a disfrutarlos por igual.
Mi lado B siempre está oculto y solo sale en mis relatos, en mis sueños y solo lo pueden oír las personas que me interesa que lo escuchen, porque se que sabrán apreciarlo, sin juzgar, sin criticar y sin reprochar todas las cosas que allí pueden ser vislumbradas.
Edgar Pérez
11/04/2012
4:45 PM
Nota: Lo que sigue a continuación, es la versión original de este relato:
Lado B (Original)
Somos como los viejos discos de acetato, tenemos dos caras, dos lados, que así como el ying y el yang forman parte indivisible de una sola moneda.
El lado A es el que le mostramos a todo el mundo! Al abrir la cubierta, principalmente nos encontramos con ese lado, allí colocamos nuestras mejores canciones, los mejores discursos, nuestros logros, y damos un adelanto de lo que somos como personas, nuestra mejor cara de presentación se encuentra en el lado A.
Nunca sabemos, o no nos hacemos conscientes del todo de cual es el momento preciso para mostrar a selectos consumidores nuestro lado B.
Nuestro Lado B no es que sea malo, o sea lo que no queremos mostrar, o lo que no nos interesa mostrar. En este lado se encuentran realmente las canciones y los relatos mas hermosos, lo que realmente nos hace lo que somos, nuestra esencia, nuestras debilidades, lo que nos hace encantadores.
Con nuestro Lado A sorprendemos, deslumbramos. Con nuestro Lado B, enamoramos y quienes conocen este lado son las personas a quienes realmente apreciamos, a quienes les permitimos escuchar nuestra melodía interna oculta en las notas de nuestras palabras. Quienes pueden descifrarnos y comprendernos. Quienes escuchan los acordes contenidos en B son las personas a quienes consideramos valiosas y a veces necesarias en nuestras vidas.
He escuchado Lados A que parecieran enamorar, pero son solo espejismos, cuando volteamos el disco y escuchamos el B, nos percatamos que son notas musicales que no compaginan con nuestro pentagrama y que por mas que queramos no existirá forma de que logremos llevar el mismo ritmo.
Me he encontrado con discos que tras una portada metálica como una coraza, tienen un lado A un poco superficial y a veces hasta con desafinaciones y acordes que parecieran no entrar en mi escala musical, hasta que al fin, después de una pequeña dosis de paciencia, comienzo a escuchar Lados B tan exquisitos, con notas casi imposibles, con acordes que arman las melodías que elevan el alma, sincronía, perfección aparente que te hace entrar en sintonía total con la música que estés escuchando.
En fin, Lados A y Lados B al final forman parte de una sola persona, no se pueden separar y no se puede querer apreciar solo uno de los dos. Asi no te guste uno, cuando existe un cariño por esa persona, siempre estaremos dispuestos a escuchar ambos lados, a comprenderlos por igual, a disfrutarlos por igual.
Mi lado B siempre está oculto y solo sale en mis relatos, en mis sueños y solo lo pueden oír las personas que me interesa que lo escuchen, porque se que sabrán apreciarlo, sin juzgar, sin reprochar todas las cosas que allí pueden ser escuchadas.
Edgar Pérez
09/04/2012
3:30 PM